...los hombres deben conocer y comprender como realidad fundamental, que esta Jerarquía está compuesta por quienes han triunfado sobre la materia y han llegado a la meta por el mismo camino que siguen hoy los individuos.
Estas personalidades espirituales, adeptos y Maestros, han luchado y bregado por obtener la victoria y el control en el plano físico, y se han enfrentado con los miasmas, brumas, peligros, dificultades, angustias y dolores de la vida diaria.
Han hollado cada paso del sendero del sufrimiento, han pasado por todas las experiencias, han superado todas las dificultades y han triunfado.
Estos Hermanos Mayores de la Raza han sufrido la crucifixión del yo personal y saben de la total renuncia del aspirante. No existe ninguna fase de agonía, ningún sacrificio consumado, ninguna Vía Dolorosa por la que no hayan pasado, y en esto radica Su derecho a servir y el poder de Su demanda.
Conocedores de la quintaesencia del dolor, de la profundidad del pecado y del sufrimiento, Sus métodos pueden ser exactamente adecuados a las necesidades individuales; pero al mismo tiempo su compresión de que la liberación se obtendrá por medio del dolor, el castigo y el sufrimiento, y su captación de que la liberación se obtiene mediante el sacrificio de la forma, a través de los fuegos purificadores, basta para proporcionarles un firme apoyo y la capacidad de persistir, aun cuando la forma aparente haber sufrido suficientemente, y el amor que triunfa sobre todos los obstáculos, esté fundado en la paciencia y la experiencia.
Estos Hermanos Mayores de la humanidad se caracterizan por un perdurable amor, que actúa siempre en bien del grupo; por un conocimiento adquirido en el transcurso de millares de vidas, durante las cuales se abrieron camino desde el fondo de la vida y de la evolución, hasta llegar casi a la cima; por una experiencia basada en el tiempo mismo y en una multiplicidad de reacciones e interacciones de la personalidad; por una valentía, resultado de esa experiencia, que habiendo sido producto de épocas de esfuerzos fracasos y renovados esfuerzos que condujeron finalmente al triunfo, pueden ponerse ahora al servicio de la raza; por un propósito iluminado, inteligente y cooperador, ajustado al grupo y al Plan jerárquico y adaptado a la finalidad del Logos planetario; finalmente, se caracterizan por su conocimiento del poder del sonido.
Esto último es la base del aforismo según el cual los verdaderos esoteristas se distinguen por la característica del conocimiento, de la voluntad dinámica, del valor y del silencio: "saber, querer, osar y callar". Conociendo bien el plan y teniendo una visión clara y luminosa, pueden aplicar Su voluntad, firme e indesviablemente, al trabajo de creación por medio del poder del sonido. Esto Los conduce a callar donde el hombre común habla, y a hablar donde el hombre común calla.
Cuando los hombres comprendan los cuatro hechos enumerados y los hayan establecido como verdades en la conciencia de la raza, podremos esperar entonces el retorno del cielo de paz, descanso y rectitud, predicho en todas las escrituras del mundo. Entonces el Sol de la Rectitud surgirá trayendo la curación en sus alas, y la paz, más allá de toda comprensión, reinará en el corazón de los hombres.
Al tratar el tema del trabajo de la Jerarquía oculta, en un libro dedicado al público, mucho quedará sin decir. El hombre común siente interés y su curiosidad se despierta cuando se habla de estas Personalidades, pues sólo está preparado para una información más general.
Aquellos que de la curiosidad pasan al deseo y tratan de conocer la verdad tal cual es, obtendrán mayor información cuando ellos mismos hayan realizado el necesario trabajo y estudio. La investigación es deseable, y la actitud mental que se espera despierte este libro, puede resumirse en las siguientes palabras: Estas afirmaciones parecen interesantes y quizás sean ciertas.
Las religiones de todos los países, incluyendo la cristiana, dan indicaciones que aparentemente corroboran estas ideas. Aceptémoslas como hipótesis activas, respecto a la consumación del proceso evolutivo del hombre y a su actuación para lograr la perfección.
Busquemos la verdad como un hecho en nuestra propia conciencia. Toda fe religiosa expone la creencia de que quienes buscan con fervor hallan lo buscado, por lo tanto, busquemos.
Si en nuestra investigación comprobamos que estas afirmaciones no son más que sueños visionarios, sin provecho alguno, que nos llevan tan sólo a la oscuridad, no habremos perdido el tiempo, puesto que sabremos dónde no hay que buscar.
Por otra parte, si nuestra investigación nos lleva poco a poco a la corroboración, y la luz brilla cada vez con mayor claridad, persistamos hasta cuando alboree el día y la luz que brilla en la oscuridad ilumine el corazón y el cerebro, entonces el buscador despertará a la comprensión de que toda evolución tiende a otorgar esta expansión de conciencia y esta iluminación, y que el logro del proceso iniciático y la entrada en el quinto reino no son una quimera o fantasía, sino una realidad establecida en la conciencia.
Cada uno debe cerciorarse por sí mismo. Quienes saben, pueden asegurar que una cosa es o no es así, y la afirmación o la enunciación de una teoría por otra persona, no dan al investigador más que una indicación confirmatoria.
Cada alma debe cerciorarse por sí misma y descubrir en sí misma lo que busca, teniendo siempre presente que el reino de Dios es interno y que son de valor los hechos conocidos como verdades, dentro de la conciencia individual.
Mientras tanto, podrá exponerse aquí lo que muchos conocen y han comprobado en sí mismos como verdades incontrovertibles, y al lector inteligente se le presentará la oportunidad y la responsabilidad de cerciorarse por sí mismo de su verdad o falsedad.
Alice Bailey - (Fragmento del Libro: Iniciación Humana y Solar)